LITERAtURA

Shamllala Ciudad de al-Andalus perteneciente a Rayya. Se le llama también Shamllila. Está cerca del mar y abunda en ella la caña de azúcar y el plátano.

(Shamllala fue una ciudad andalusí al oeste del actual río de Vélez-Málaga, en el Cerro del Toro).

Yaqut al-Hamawi (1179, Anatolia-1229, Alepo, Siria),
El libro de los países
, 1228

Azucarera de Torre del Mar

Los escritores europeos de la época reflejan en sus obras la vida durante la época de la Revolución Industrial. El texto siguiente de Dickens es un buen retrato de una ciudad industrial inglesa, modelo que se iba a exportar por toda Europa hasta las regiones mediterráneas:

“Coketown era una ciudad de ladrillos rojos, o de ladrillos que habrían sido rojos si el humo y las cenizas lo hubieran permitido… Una ciudad de máquinas y altas chimeneas por las que salían interminables serpientes de humo… Pasaba por ella un negro canal y un río de aguas teñidas de púrpura maloliente. Tenía grandes bloques de edificios en cuyo interior resonaba todo el día el continuo traqueteo y temblor del émbolo de la máquina de vapor que subía y bajaba con monotonía, como la cabeza de un elefante enloquecido de monotonía. Contenía varias calles muy grandes, todas muy semejantes unas a otras y muchas calles pequeñas todavía más parecidas entre sí, habitadas por personas también iguales unas a otras, que entraban y salían todas a las mismas horas, produciendo el mismo ruido sobre las mismas aceras, para hacer el mismo trabajo, y para quienes todos los días eran iguales, sin diferencias entre el ayer y el mañana, y todos los años la repetición de los anteriores y de los siguientes”.

Charles Dickens, Tiempos difíciles, 1854

Plaza de la Constitución con el edificio de la Sociedad Económica de Amigos del País

Vital Aza

(1851, Lena, Asturias- 1912, Madrid)

“Los geógrafos dicen que Antequera pertenece a Málaga. No es cierto. A quien pertenece es a D. Francisco Romero Robledo, su hijo predilecto y constante protector… Antequera recibió su decidido apoyo: empleos en Madrid, mejoras urbanísticas, subvenciones oficiales para la reconstrucción de iglesias y monumentos, establecimiento de las primeras industrias azucareras junto con las de mantas y los célebres mantecados, las únicas de la ciudad , mejoras agrícolas, etc.

Fueron abundantes las subvenciones públicas del Fondo de Calamidades del Ministerio de Gobernación, que hacen de Antequera y su partido una de las comarcas más «calamitosas» del siglo XIX…”.

Vital Aza, Así se escribe la Historia (Antequera en fiestas), 1903

Rubén Darío

(1867, Ciudad Darío, Nicaragua- 1918, León, Nicaragua)

“En la ciudad todo es de Larios: la propiedad, la influencia política están en poder de este apellido. Vais por un paseo y encontráis una estatua del marqués de Larios. La calle principal de la ciudad es la calle de Larios; todas las casas que forman esa calle pertenecen a los Larios; de los Larios son también otras de la ciudad. Hay dos grandes fábricas de hilados con más de 8.000 trabajadores y demás está deciros que son de los Larios. Hay diez fábricas y refinerías de azúcar y pertenecen igual a la famosa familia. ¿Y ese gran asilo?, de Larios. Desde Gibraltar hasta Almería, como dicen. Todo es de ellos. ¿Y la Catedral? ¿También será de ellos? La Catedral ¡NO! Pero el reloj de la Catedral ¡SI! Estas son andaluzadas en serio”.

Rubén Darío, Tierras solares, 1904

José Martínez Ruiz, Azorín

(1873, Monóvar, Alicante- 1967, Madrid)

“El señor Romero Robledo lee, al acaso, al descuido, en una revista la noticia de una innovación agraria; inmediatamente su fantasía se exalta; luego, sin perder tiempo, da órdenes al capataz, marcha de un lado a otro, revuelve estas tierras, revuelve aquellas, desparrama abonos, quita unos árboles, planta otros. Y cuando ya está todo hecho, cuando el insigne orador ve realizada su obra, llega un amigo que dice que esto no debe estar así sino de otra manera, o tal vez, también al acaso, el señor Romero Robledo lee otra noticia en otra revista que contradice a la primera, y entonces el insigne orador torna a marchar de un lado a otro, da nuevas órdenes, cambia de abonos, trae aquellos árboles, se lleva estos […] ”.

José Martínez Ruiz, Azorín,
Parlamentarismo Español, 1916

Marjorie Grice-Hutchinson

(1909, Eastburne, Inglaterra – 2003, Málaga)

“Esta fábrica pertenece a una empresa que controla una gran parte de la producción nacional de azúcar […]. La caña de azúcar se corta a principios de abril, fecha en que la carretera que conduce a la fábrica queda bloqueada por los grandes cortes de camiones y carros cargados hasta los topes. Esta fábrica actúa como motor económico de la zona, ya que da empleo a cientos de trabajadores a lo largo de la temporada. Ésta se cierra a finales de mayo abriéndose de nuevo en agosto para el proceso de la remolacha”.

Marjorie Grice-Hutchinson, Un cortijo en Málaga, 1956

Fiesta en el Cortijo del Romeral: Aquí visitó Azorín y entrevistó a Romero Robledo sobre el que escribió dos famosos artículos en la prensa de la época

Los escritores y la burguesía

Los escritores europeos de la época reflejan en sus obras la vida dura de los trabajadores en las ciudades surgidas en la Revolución Industrial. En cambio, no hay muchas páginas literarias sobre la vida de los obreros de las fábricas malagueñas y de las azucareras de la costa. Los escritores que escriben aquí, reflejan más la vida y la personalidad de la burguesía malagueña, no faltando la crítica sobre la misma.

Rubén Darío en su obra de 1918 Tierras Solares hace un retrato de Málaga en que refleja el tipismo y el folklorismo de la miseria. Si habla de la modernización de Málaga es para culparla de ser la causa de que se pierda lo auténtico, quizá el párrafo más brillante de la obra es el referido a los Larios. El industrial y político Romero Robledo es también un personaje literario. Azorín lo visitó en su cortijo y publicó el reportaje Romero en el Romeral en 1905. Este trabajo causó malestar en el político porque Azorín refiere una indiscreción que tuvo sobre el jefe de gobierno, Villaverde. Ante las quejas del antequerano, Azorín escribió un segundo artículo de gran calidad y mostrando su desencanto y pesimismo por la situación del país. Por último, Vital Aza escribió en 1903 alguna crónica sobre Antequera, donde muestra su desenfado e ironía sobre la ciudad, su Historia, sus gentes y su líder político y económico, Romero Robledo.