La metalurgia en Málaga

Hoy pasan de 60 las fincas rurales que poseen locomóviles con aplicación al movimiento de bombas centrífugas […]. Para el caso de la colonia de San Pedro de Alcántara, el cultivo cuenta con arados de hierro de los sistemas más recomendados y de las clases que mejor responden a la necesidad de labores más o menos profundas […], las norias de madera van cediendo su puesto a las de hierro y se encuentran con frecuencia las del sistema Pteiler, las de Cases y muy particularmente las que fabrican en la capital los Sres. Trigueros.

Francisco de Asís Pacheco,

El imparcial en provincias, 1879

Máquina de vapor. Catálogo de Fives-Lille, 1878

«La cochinita» a su paso por los Talleres de Ruperto Heaton a mediados del siglo XX

“Aunque la tecnología francesa, británica y alemana dominaran en todo momento el mercado de bienes de equipo azucareros, el dinamismo de la producción y el abanico de aplicaciones estimularía la aparición de industrias locales de construcciones mecánicas que ofertaron sus propios equipos, si bien dirigidos a instalaciones de pequeña envergadura o especializados en aparatos de uso más concreto y diseño menos complejo. Uno de ellos fue el ingeniero Tomás Trigueros, que montaría en 1853 un taller de construcciones mecánicas para aprovechar los lingotes de hierro suministrados por la nueva siderurgia malagueña, ofertando en sus catálogos molinos de caña accionados por caballerías, máquinas de vapor y fuerza hidráulica.

Otros empresarios malagueños, como Ruperto Heaton, Rafael Benítez o la empresa antequerana de Fundiciones y construcciones metálicas constituida en 1885 por M. Beltrán de Lis y otros socios, se especializarían en el suministro de bombas, centrífugas e incluso máquinas de vapor para las factorías azucareras, amén de contar con un variado catálogo destinado a la agricultura y a la naciente industria aceitera”.

Javier Piñar Samos y Miguel Giménez Yanguas,
Motril y el Azúcar (1846-2006)

Los altos hornos de Málaga a mediados del siglo XIX

Tomás Trigueros

Además de los talleres de construcciones mecánicas y metálicas de los grandes complejos siderúrgicos de La Constancia y El Ángel, en el siglo XIX trabajaron en Málaga varias importantes fundiciones dedicadas a la construcción de máquinas y herramientas. De entre todas ellas destaca la de la familia Trigueros, que abrió en 1840 y trabajó hasta después de la I Guerra Mundial. Construía toda clase de máquinas destinadas a fábricas de azúcar, harinas y chocolate, y sus productos eran de gran calidad.

Molino de cañas. Catálogo de Tomás Trigueros 1908

Ruperto Heaton y Bradbury

Esta empresa abrió sus puertas en Málaga en la década de 1870 y no cerró hasta los sesenta del siglo XX. De sus instalaciones salían máquinas de vapor, calderas horizontales y verticales, bombas de vapor con acción directa de doble efecto, norias de todos los sistemas, ruedas hidráulicas y turbinas, molinos de harina y azúcar, puentes… Fueron representantes para Andalucía y la Mancha de las casas inglesas de Howard y Garret e Hijos, fabricantes de moderna maquinaria agrícola: máquinas de cultivar a vapor, trilladoras mecánicas…

Ruperto Heaton y Bradbury. Publicidad, 1881. Archivo Municipal de Málaga

Fundición Santa Amalia, Bertrán de Lis 

En 1870 Mariano Bertrán de Lis estableció en sociedad la primera fundición de Antequera, que se puso en marcha en 1872 en locales del desamortizado convento de Capuchinos. Se fabricaban arados, aventadoras, prensas de diferentes sistemas, calderas, aparatos para la fabricación de azúcar de caña, bombas centrífugas, motores de vapor, máquinas locomóviles, etc. En 1915 las instalaciones pasaron a manos de Manuel de Luna Pérez, que las mantuvo activas hasta los años 70 del siglo XX.

Catálogo de Bertrán de Lis, 1890

Talleres Díaz

A mediados del siglo XX funcionaron en la calle de Arroyo Hondo de Vélez-Málaga los Talleres Díaz, una fundición que tuvo su importancia en la fabricación de utillajes para la agricultura, así como elementos tecnológicos para norias y sobre todo para molinos aceiteros.

Destacó sobre todo la empresa por la puesta en marcha de un sistema de extracción de aceite de orujo.

También se fabricaron elementos para las fábricas azucareras pequeñas de la Axarquía. En la renovación que se hizo en los años 54-55 del ingenio de Frigiliana, los Talleres Díaz participaron con la puesta en marcha de su nuevo tren de molinos que todavía se conserva en uso.

Tren de molinos de Frigiliana. Juan Antonio Isla