Arquitectura industrial como arte
La industria se caracteriza porque todo el proceso productivo tiene lugar en la fábrica, que quedará consagrada como el espacio de la producción industrial moderna donde conviven los trabajadores y las máquinas. Esto obliga a generar un tipo de arquitectura, la arquitectura industrial, que hoy se valora como parte del patrimonio.
Francisco Capilla Luque,
«La fábrica azucarera San José de Nerja», 2002

Trapiche del Prado. Marbella
Ingenio de Frigiliana
El primer conde de Frigiliana se aplicó después de 1630 a repoblar el lugar con nuevos vecinos, edificar casas, plantar cañas y construir «trapiche para ingenio de azúcar».
Sin embargo, es en el siglo XVIII cuando los condes construyeron el palacio y el ingenio. Se trata de un edificio preindustrial de estilo barroco con paños exteriores en los que se pueden adivinar motivos de pintura que tratan de representar al trampantojo almohadillones labrados en piedra en una etapa de carencias económicas.

Ingenio de Frigiliana
Trapiche del Prado de Marbella
Se trata de un edificio preindustrial de los siglos XVII, XVIII y XIX en que destaca su aspecto palaciego en fachadas y elementos interiores. El pórtico que se establece trata de reivindicar el edificio con forma más doméstica alejándolo de lo estrictamente industrial y funcional. Sin embargo, los aspectos industriales aparecen imbricados en el edificio de corte barroco. Así, destacan las moliendas, la cocina, los asoladeros o el llamado “palacio de la batalla” o palacio de cañas.

Trapiche del Prado de Marbella

Fábrica San Rafael, Torrox.
Muro exterior y entrada al recinto
Según A. Bonet Correa “la arquitectura industrial en España constituye una parte marginada para los historiadores y críticos de Arte. La razón se debe a que, salvo raras excepciones, los edificios creados para la industria se consideran excluidos de lo que se juzga con criterios únicos y sublimes de lo bello”. Este análisis nos conduce a la conclusión de que el academicismo imperante en los estudios de Historia de las formas arquitectónicas, marcadas por un ideal de belleza escolástica, ha creado la situación del olvido interesado de una modalidad de arquitectura que actualmente se sitúa en el centro del quehacer vanguardista de muchos arquitectos.
En la arquitectura industrial predomina desde sus inicios un modelo funcional hacia el exterior dejando lo estético en un segundo plano. Hoy se miran los edificios industriales con ojos que descubren su coherencia arquitectónica y su sentido conector entre paisajes de distintas épocas sociales que tienen un sentido distinto de la organización del espacio. Desde hace unos años este legado arquitectónico está siendo revisado y son muchos los países que lo incluyen en el Patrimonio Histórico.

Detalle de cornisa del ingenio de Frigiliana
Fábrica San Rafael de Torrox
Conserva elementos de distintas etapas, desde aspectos de su pasado preindustrial hasta la propia fábrica de época industrial, junto con un edificio palaciego con balcones en su fachada.
La disposición de las cerchas guarda una relación muy cercana a las cubriciones de edificios mudéjares desde la carpintería de lo blanco.

Fábrica San Rafael de Torrox
Ingenio San José, Antequera
La fábrica de azúcar de Antequera se construyó en plena época de la industrialización (1890-91) y sus obras fueron dirigidas por los ingenieros Luis Vasconi y José Bores. Por lo tanto, se trata de una obra plenamente fabril como un ejemplo de la tipología de fábrica de naves industriales con tejados a dos aguas.
En la calle destaca la belleza de su bicromía con fachadas blancas en las que se intercala el rojo de molduras, ventanas y cornisas.

Ingenio San José, Antequera
Fábrica del Tarajal, Málaga
La gran obra de la industrialización malagueña utiliza como material el ladrillo, su interior es diáfano y su techumbre se sustenta sobre cerchas metálicas. En todas sus fachadas se disponen con regularidad alargados vanos de medio punto en dos hiladas superpuestas. Tiene remates con ladrillo visto en los ángulos y las cornisas que coronan el frontón de entrada. Esta ornamentación posee influencia modernista que se hace en elementos decorativos clásicos.

Fábrica del Tarajal, Málaga
Torrox, aspecto preindustrial
Hasta bien entrado el siglo XIX la fábrica San Rafael fue un ingenio preindustrial, el Ingenio Bajo. El conjunto actual conserva edificaciones de diferentes momentos, destacando sus grandes espacios industriales y palaciegos del XIX. Pero entre ellos hay edificios de mayor antigüedad y construidos con otros objetivos. Hay zonas que corresponden a un ingenio hidráulico con acueducto y salto de agua entre edificaciones de aire más doméstico y de afiliación barroca.

A la izquierda de la imagen, ingenio preindustrial de Torrox
Fábrica de Torre del Mar
Está construida en ladrillo y tiene grandes ventanales con arcos rebajados que iluminan el interior del edificio. La restauración del interior respeta los espacios diáfanos pero hay un cambio en los materiales usados para escaleras y pisos, aunque se mantienen las columnas y vigas de hierro.

Aspectos de muros y techumbres. Juan Antonio Isla
El Trapiche de Guadaiza
El trapiche de Guadaiza nació en la década de 1820 como conjunto fabril con espacios dedicados a la elaboración del azúcar. Después, en los 60 del mismo siglo, se readaptó para Granja Modelo.
Después de años de abandono, ha sido restaurado recientemente y convertido en un centro cultural. La restauración ha tratado de mantener su aspecto originario industrial en muros, decoración, exteriores, techumbres, elemento hidráulicos, etc. El salón de actos combina la arquitectura fabril con la arquitectura moderna.

Trapiche de Guadaiza, Marbella

Fábrica del Tarajal. Foto: Juan Antonio Isla
La arquitectura industrial y la fábrica del Tarajal
Desde el siglo XVIII la industria adquiere gran diversificación por lo que cada sector necesita un espacio apropiado para hombres y máquinas. En los comienzos de la industrialización se imita modelos anteriores dedicados a la transformación de materias primas, como molinos, ferrerías y fundiciones o dedicados al almacenaje, como lonjas y depósitos portuarios.
Las primeras tipologías nos recuerdan a los palacios (manufacturas reales) o a las viviendas (fábricas de pisos). La fábrica de pisos tiene muros de piedra o ladrillo y la planta baja se ordena como un gran espacio luminoso. En la parte superior la viguería de madera sostiene el forjado de los techos a dos aguas. La fábrica-nave se dedicaba a albergar procesos metalúrgicos permitiendo mayores espacios de luz. El modelo que más fortuna obtuvo fue el de dientes de sierra o shed para la iluminación del interior. Las cubiertas se apoyan en los muros exteriores para la entrada de luz. A finales de siglo XIX se introdujeron otros modelos como la fábrica racionalista de planta diáfana y cubierta plana.
Las azucareras se adaptaron a los diferentes modelos de fábrica. La del Tarajal refleja un modelo de fábrica de pisos mientras que la de Antequera es una fábrica-nave cubierta a dos aguas. La antigua fábrica azucarera San José de Nerja combina los dos modelos en sus instalaciones.