En la gran nave por cuyas altas ventanas entraba a torrentes la luz primaveral, retumbaba el poderoso fragor de la maquinaria en marcha. Los poderosos cilindros de los molinos convertían en unos mechones estropajosos, como estopa, las relucientes y jugosas cañas dulces, de un brillo de cerámica, que llegaban a ellos tonelada por tonelada transportada por un camino movible accionado por unas cadenas sin fin. Zumbaban como enormes peonzas los volantes, de gran diámetro, tan centrados, que solo la reflexión palpitante causada por la marcha vertiginosa de sus radios acusaba el increíble número de sus revoluciones.
Pedro Barragán,
Zafarí, 1942

Trabajo en la fábrica. José Padial
El auge azucarero llegó a la costa mediterránea andaluza entre 1850 y 1900 y supuso la sustitución de los antiguos ingenios por multitud de fábricas dotadas con moderna maquinaria importada especialmente de Francia y Gran Bretaña. Tales factorías constituyeron en su momento una total revolución en una zona que se había caracterizado hasta entonces por una nula industrialización. Se generó un fuerte impacto paisajístico y económico que ha marcado desde entonces estas comarcas litorales.
Aprovechando las conclusiones de Ramón de la Sagra, la Sociedad Azucarera Peninsular instaló en 1845 en Almuñécar la primera fábrica mecanizada, adquirida a la firma francesa Derosne-Cail.
La maquinaria instalada, molinos de cañas, sistemas de evaporación y filtración mediante negro animal -además toda esta maquinaria se movía con el uso del vapor- permitió elaborar una cantidad de azúcar que no resultó ser la apropiada hasta que no se instalaron las turbinas centrífugas que separaban el grano de azúcar de la miel. Ramón de la Sagra comenzó después su alternativa con la fábrica de Torre del Mar, con una experiencia que acabó en fracaso, pero un año después fue vendida a Juan Nepomuceno Enríquez, que la mejoró mucho y posteriormente a los Larios que la convirtieron en el modelo del negocio.

Fábrica azucarera del Tarajal, Málaga. Foto Arte Dron


Fuente: Primer Centenario de la Azucarera de Salobreña N.ª S.ª del Rosario S.A. (1861-1961)

Máquina de vapor. Imagen Catálogo de Fives-Lille 1878
Máquina de vapor
La máquina de vapor es el símbolo de la Revolución Industrial y también es el sistema de funcionamiento imprescindible para las fábricas de azúcar. Utilizan un sistema centralizado de producción de vapor, tanto para fuerza motriz como para calefacción.
La producción industrial se desarrolla según el siguiente esquema
1. Proceso de extracción y molturación
Después de pasar por el cortacañas, la caña sufre una ruptura de la parte leñosa por medio de una desfibradora para obtener mayor rendimiento en jugo. La molturación se realiza mediante un tren de molinos metálicos de tres cilindros horizontales y ranurados, accionados por máquina de vapor. El bagazo o resto de la caña se puede usar como combustible.

Tren de molinos. Imagen Catálogo de Fives-Lille, 1878
2. Proceso de depuración por cal y decantación semiautomática con filtración de los jugos
El jugo pasaba primero por telas metálicas muy tupidas para separar los trozos de bagazo. Se vertía en depósitos medidores donde se le echaba una lechada de cal. De aquí pasaba a las pailas, especie de calderas con doble fondo y calandrias cilíndricas por donde discurre el vapor. Para la filtración se usaban filtros con negro animal (huesos de animales calcinados). Desde el siglo XX se usa el proceso de carbonatación y los filtros prensa o filtros mecánicos sustituyen al sistema anterior.

Paila. Imagen Catálogo de Fives-Lille, 1878

Filtros mecánicos. Imagen Catálogo de Fives-Lille, 1878
3. Evaporación y cristalización
EVAPORACIÓN o concentración de los jugos mediante aparato de triple efecto al vacío. Es un sistema compuesto por tres recipientes que en su interior tienen serpentines o calandrias de tubos. El paso del jugo por los tres lo convierten en jarabe, aumentando su concentración.

Aparato de triple efecto. Imagen Catálogo de Fives-Lille, 1878
CRISTALIZACIÓN al vacío o baja temperatura se realiza en los recipientes llamados tachas que son similares a los de triple efecto. El azúcar se cristaliza y aparecen los primeros granos en la masa líquida. Después se hacen crecer los granos, de manera que los cristales predominen en la masa líquida. La masa se descarga después en los malaxadores en los cuales permanece en movimiento hasta la fase de centrifugación.

Tacha. Imagen Catálogo de Fives-Lille, 1878
4. Centrifugación
El azúcar se separa de la miel mediante un sistema mecánico consistente en una turbina o centrífuga que se compone de un tambor cilíndrico perforado y forrado en su interior con una tela metálica de hilo de latón que no deja pasar los granos de azúcar cristalizado. El cilindro gira sobre su eje vertical a gran velocidad y en este estado la masa procedente de la cocción por efecto de la fuerza centrífuga separa los cristales del líquido que se purga por la tela metálica.

Centrífuga. Imagen Catálogo de Fives-Lille, 1878
5. Proceso de secado, tamizado y envasado
El azúcar procedente de las centrífugas se lava en vapor de agua, secándose en secadoras rotatorias con aire caliente.
Después se enfría con enfriadores rotatorios con aire frío. El azúcar seco y frío se clasifica según el tamaño del cristal y se almacena en silos para su posterior envasado.

Envasadoras de azúcar

Las primeras fábricas de azúcar modernas. Imagen Catálogo de Fives-Lille, 1878
Las primeras fábricas de azúcar modernas
Después de la primera fábrica moderna de azúcar puesta en marcha por Ramón de la Sagra en 1846 en Torre del Mar y de su adquisición y potenciación por los Larios, durante las dos décadas siguientes se fundaron otras cuatro fábricas modernas en la provincia de Málaga y se renovó parcialmente un ingenio preindustrial.
Hasta 1858 no se puso en marcha la segunda fábrica moderna, la de Martín Heredia en la Malagueta, que tuvo su principal actividad en el refino de azúcar caribeño. En ese mismo año ya se cita que el ingenio de Frigiliana había instalado una pequeña máquina de vapor y contaba con otra que funcionaba con agua. En Torrox Javier León Bendicho y Quilty vendió el Ingenio Bajo a Martín Larios que a partir de 1862 lo convirtió en una importante fábrica moderna. La Azucarera de Zamarrilla se creó en 1863 con todos los adelantos por J.S. Smith y Cía y después tomó el nombre de N.ª S.ª de la Concepción, cuando transformaba la caña que venía de la Colonia de San Pedro de Alcántara. Después de una quiebra en los años 70, pasó a una sociedad en la que participaban los Larios. El industrial José Navas Herrero, propietario del ingenio San Antonio Abad de Nerja, puso en marcha otro nuevo ingenio en la localidad en 1864, N.ª S.ª de las Angustias, que combinaba la modernización con el sistema antiguo. En 1872 pasó a los Larios que la cerraron pocos años después.

Preparando el tren de molinos de Frigiliana. Archivo Municipal de Vélez-Málaga